Alergia a las medicinas

alergia a las medicinas

Alergia a los medicamentos

Cerca de 30.000 pacientes han muerto en los últimos tres años, como resultado de tomar los medicamentos destinados a ayudarlos, según cifras oficiales de la OMS. Miles más han sido hospitalizados después de sufrir efectos secundarios dañinos o reacciones alérgicas graves a medicamentos. Casi la mitad de las muertes ocurrieron el año pasado, mientras que el número de reacciones adversas se ha incrementado en un 45 por ciento más de una década. Un número creciente de pacientes que toman aspirina y otros medicamentos para enfermedades crónicas como enfermedades del corazón puede ser los que alimentan la tendencia, según los expertos en salud sugieren.

Las reacciones adversas a medicamentos (RAM) incluyen los efectos no deseados, consecuencias negativas asociadas con el uso de algunos medicamentos, aquellos  resultados de errores médicos o de otra categoría. Ellos representan una carga considerable para los Sistemas de salúd, representando 1 de cada 16 ingresos hospitalarios, con un costo de hasta U$S 460 millones al año en países como Gran Bretaña o España.
Los pacientes ingresados por RAM tienen estancia de un promedio de ocho días en el hospital, la investigación sugiere, lo que significa que en cualquier momento determinado ocupan el equivalente de hasta  800 camas de hospital en un determinado país.

Los fármacos más frecuentemente implicados en las reacciones adversas incluyen dosis bajas de aspirina, diuréticos,  warfarina y otros fármacos antiinflamatorios no esteroides. El problema más comúnmente asociado con estos medicamentos es el sangrado gastrointestinal, que puede ser fatal. Sin embargo, muchas de las reacciones serían probablemente debidas a la dosis incorrecta o interacciones entre los fármacos.

Como todos los temas controversiales en salud, siempre hay un caso típico que resulta luego ser el disparador para que las autoridades de la salud se enfoquen en su resolución. Aquí es el caso de Teresa Innes, 38 años, quien cayó en coma en septiembre de 2001 después de un cirujano en el Bradford Royal Infirmary (Gran Bretaña), le prescribió un medicamento que contenía penicilina para someterse a un procedimiento de rutina para drenar un absceso en el muslo. A pesar de llevar una banda roja de alergia en la muñeca y que en su historia se alertaba sobre su marcada aversión a la penicilina, la Sra. Innes recibió el medicamento Magnapen, dado que  el personal no se dio cuenta de contenía penicilina. Ella sufrió un shock anafiláctico, su corazón se detuvo durante 35 minutos, resultando en daño cerebral permanente, quedo en un estado vegetativo persistente del que nunca se recuperó. Murió dos años más tarde.