Cefalosporinas

cefalosporinas

Las cefalosporinas constituyen un numeroso grupo de antibióticos que pertenecen a la familia de los beta-lactámicos.
Son considerados de primera línea en situaciones clínicas como:

  • Neumonía
  • infecciones de piel y tejidos blando
  • meningitis
  • sepsis
  • infecciones hospitalarias

Clasificación y espectro de acción de las cefalosporinas

Las cefalosporinas se clasifican clásicamente en «generaciones», en base al espectro de actividad para gérmenes grampositivos y gramnegativos.

A medida que evolucionan en generaciones ganan actividad frente a microorganismos gramnegativos, reduciéndola frente a grampositivos y también mejoran su comportamiento en relación al principal factor de resistencia (las betalactamasas), a los Betalactámicos.

  • Las cefalosporinas de 1ª generación: Fueron aprobadas para su uso clínico desde 1973. Son las más activas frente a la mayoría de los cocos grampositivos aerobios.
  • Las cefalosporinas de 2ª generación: Son utilizadas desde 1979. Tienen menor actividad frente a Staphylococcus spp, pero son más activas frente a algunos gramnegativos. Su actividad frente a la mayoría de anaerobios es escasa.
  • Las cefalosporinas de 3ª generación: Se utilizan en la práctica médica desde 1980, siendo altamente activas contra gérmenes gramnegativos.
  • Las cefalosporinas de 4ª generación: Son las de más reciente aparición (1992), Tienen un espectro extendido frente a gramnegativos, grampositivos, siendo su actividad baja frente a anaerobios. Tienen una actividad mayor que las de 3ª generación frente a gérmenes grampositivos.

Mecanismo de acción de las Cefalosporinas


Igual que otros antibióticos betalactámicos, las cefalosporinas ejercen su principal efecto antimicrobiano bactericida interfiriendo la síntesis del peptidoglicano, que es el componente estructural principal de la pared bacteriana.
El efecto de un determinado betalactámico depende de la inactivación de determinadas Proteinas fijadoras de Penicilina y la importancia de estas en la sintesis de la pared celular.
Además el efecto bactericida de las cefalosporinas y otros betalactamicos podría deberse a  la activación de ciertas enzimas autolíticas.
Al igual que las penicilinas, su efecto antimicrobiano se relaciona con el tiempo que permanece el antibiótico en concentraciones superiores a la CIM. Por eso las dosis deben ser administrados con cortos intervalos.

Mecanismos de resistencia

Lo mismo que para otros betalactámicos, los mecanismos de resistencia a cefalosporinas pueden ser de tres tipos:

  • inactivación enzimática de la droga
  • incapacidad de la droga de alcanzar su «sitio blanco»
  • alteraciones en las Proteinas fijadoras de Penicilina.

En el caso de las cefalosporinas la hidrólisis enzimática es el mecanismo de resistencia bacteriana más importante. Las betalactamasas (penicilinasas y cefalosporinasas) son enzimas producidas por la célula bacteriana, capaces de romper por hidrólisis el anillo betalactámico, impidiendo la acción del antibiótico.

Usos clínicos de las Cefalosporinas


Por su amplio espectro y baja toxicidad, las cefalosporinas son drogas de elección para el inicio del tratamiento empírico en muchas situaciones clínicas:

  • Meningoencefalitis
  • Endocarditis infecciosa
  • Neumonia agudas comunitaria
  • Bronquiectasias infectadas o fibrosis quística, donde P. aeruginosa puede ser la causa de la infección
  • Infecciones respiratorias altas: Fallas en el tratamiento con penicilina o recurrencias de faringitis estreptocócicas, sinusitis, otitis media aguda, bronquitis aguda bacteriana o exacerbación de bronquitis crónica.
  • Infección urinaria por gérmenes sensibles: Especialmente indicadas en la embarazada la que no puede recibir quinolonas y los aminoglucósidos ya que son tóxicos para el feto.
  • Infecciones abdomino-pélvicas.
  • Enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea
  • Infecciones de piel y partes blandas
  • Profilaxis quirúrgica