Espondilitis Anquilosante

espondilitis anquilosante

Espondilitis Anquilosante

La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica del esqueleto axial, con afectación variable de las articulaciones periféricas y estructuras extraarticulares.

Afecta principalmente las articulaciones de la columna vertebral y la articulación sacroilíaca en la pelvis, y puede causar la eventual fusión de la columna vertebral, con una rigidez completa de la misma, condición conocida como «columna vertebral de bambú”.

Hasta el 2012, no se conoce una cura para la espondilitis anquilosante a pesar de los tratamientos y medicamentos disponibles para reducir los síntomas y el dolor.

Fisiopatología de la Espondilitis Anquilosante

La espondilitis anquilosante es una enfermedad reumática sistémica, lo que significa que afecta todo el cuerpo. Aproximadamente el 90% de los pacientes con espondilitis anquilosante expresan el genotipo HLA-B27, es decir, hay una fuerte asociación genética.

Signos y Síntomas de la Espondilitis Anquilosante

El paciente típico es un varón joven, de entre 20 y 40 años, sin embargo, la enfermedad también se presenta en las mujeres.

Los primeros síntomas suelen ser dolor crónico y rigidez en la parte media de la columna vertebral o, a veces, en toda la columna vertebral, a menudo con dolor referido a uno u otro glúteo o a la parte posterior del muslo de la articulación sacroilíaca; Aparecen gradualmente y no suelen ser específicos para la espondilitis anquilosante.

En el 40% de los casos, la espondilitis anquilosante se asocia con una inflamación del ojo (iritis y uveítis), causando enrojecimiento, dolor ocular, pérdida de la visión, y fotofobia. Otros síntomas comunes son fatiga generalizada y, a veces náuseas. Con menos frecuencia, aortitis y fibrosis pulmonar apical.

Tratamiento de la Espondilitis Anquilosante

El tratamiento estándar sigue siendo el de los medicamentos anti-inflamatorios no esteroideos (AINE).

La actividad física es recomendable, pero en forma moderada, debido a las sacudidas que pueden sufrir las vértebras afectadas; también se recomiendan sesiones de fisioterapia.

Algunos pueden requerir ayuda para caminar, como un bastón, para establecer el equilibrio y aliviar la presión sobre las articulaciones afectadas.

Los medicamentos que alivian el dolor se dividen en dos clases principales:

anti-inflamatorios no esteroideos, que reducen la inflamación y el dolor; y analgésicos opiáceos, eficaces en el alivio del tipo de dolor crónico.

Los fármacos utilizados para tratar la progresión de la enfermedad incluyen:

Modificación de la enfermedad, (fármacos antirreumáticos) como el metotrexato ciclosporina, la sulfasalazina y los corticosteroides, que se utilizan para reducir la respuesta del sistema inmune a través de la inmunosupresión;

Los bloqueadores TNF, han demostrado ser el tratamiento más prometedor, logrando una reducción significativa, aunque no la eliminación, de la inflamación y el dolor. También han demostrado ser muy eficaz en el tratamiento de la artritis. Un inconveniente, además de su alto costo, es el hecho de que estos fármacos incrementan el riesgo de infecciones.

En los casos graves, la cirugía puede ser una opción en la forma de reemplazo de articulaciones o en correcciones de deformidades severas de la columna vertebral debidas a la Espondilitis Anquilosante, aunque este procedimiento se considera muy peligroso.