Beneficios en la salud al dejar de fumar  

El dejar de fumar puede llegar a ser una prueba difícil para quien se lo propone, aunque los efectos positivos de esta decisión dentro de nuestro organismo ya se comienzan a notar desde el primer día en el que tomamos la decisión de dejarlo.

Se dice que sus primeros beneficios de dejar el cigarro ya se notan a los 20 minutos de haber tomado la decisión de dejar de fumar. El consumo de tabaco en si necesita de un «tiempo de acción» en el cual se comienzan a generar los primeros efectos negativos en la salud de los fumadores, no solo a nivel cardiovascular y pulmonar, sino también la posibilidad de padecer cáncer.

Beneficios en la salud al dejar de fumar  

 

La neumóloga Elena Forcén, quien pertenece al “MD Anderson Cáncer Center de Madrid” expresó lo siguiente: «Se ha demostrado que 20 minutos después de dejar de fumar ya se normaliza la tensión arterial» y que «cuanto antes se deje de fumar menos tiempo de exposición al tabaco y más tiempo para estar libre de enfermedad».

A esto agrega Forcén: «A las 8 horas mejora su oxígeno, en unos días comienza a notar mejoría en el olfato, el gusto o la piel; la capacidad pulmonar comienza a mejorar después de una semana y, al mes, tienen menos problemas a la hora de realizar ejercicio físico, se cansan menos”.

¿Cuáles son los beneficios en la salud en los primeros años sin fumar?

El riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, por ejemplo un infarto se reduce a un porcentaje de 50% luego de un año sin fumar, y a los 5 años de dejar de fumar el riesgo de padecer un ACV (accidente cerebrovascular) es igual a las personas que nunca han fumado.

El cáncer es el riesgo que más tarda en irse, porque a pesar de que en los pacientes fumadores los primeros síntomas se ven luego de pasados 15-20 años de consumo de tabaco. Forcén agregó que: «A más años de dejar de fumar, más se aleja el riesgo de cáncer»

Igualmente el tabaco influye en todos los órganos que tienen contacto con él, como lo son: la boca, la cavidad nasal, nasofaringe, la laringe, el esófago y también el estómago, esto además de los pulmones. Esto, siendo probable que el 80 y 90% de los pacientes que tienen tumores en estas zonas son o han sido fumadores en algún momento de sus vidas.

Forcén explica que no existe la posibilidad de una “riesgo cero” en una persona que una ha fumado, ya que «las células tienen memoria con el tabaco» y agrega a esto que: «De hecho, hay muchos pacientes que han dejado de fumar hace 40 años y aún así desarrollan cáncer».

Para finalizar avisa de que lo más importante a la hora de dejar de fumar es acudir a alguna consulta de deshabituación tabáquica, pero «que el paciente vaya por sí mismo y no le mande nadie, que sea él quien tome la decisión», ya que de esta manera es difícil que funcione.