Cinestesia

cinestesia

Cinestesia

La cinestesia (griego: kinesis «movimiento» y aisthesis: sensibilidad) o propiocepción, refiere a la capacidad de reconocer la localización espacial del organismo, su posición y orientación, la fuerza ejercida por los músculos y la posición de cada parte del cuerpo en relación con el otro, sin utilizar la visión. Es la percepción consciente de la posición y los movimientos de diferentes partes de cuerpo. Este tipo específico de la percepción permite el mantenimiento del equilibrio y la realización de diversas actividades, por ejemplo, caminar sin mirar donde poner los pies.

Inteligencia corporal y cinestesia

De acuerdo con la teoría de las inteligencias múltiples, la inteligencia corporal-cinestésica refiere a las habilidades que atletas y artistas (especialmente bailadores) necesitan para lograr la coordinación precisa para llevar a cabo sus técnicas.
Uno de los métodos consiste en vendarse los ojos de modo de centrarse en el uso de técnicas cinestésicas.

Sensores intervinientes en la cinestesia

La propiocepción es eficaz debido a la presencia de receptores específicos sensibles a los cambios físicos, como cambios en el ángulo de una articulación.
La iniciación de la propiocepción es la activación de un propioceptor en la periferia. El sentido propioceptivo se cree está compuesta de información de las neuronas sensoriales situadas en el oído interno (movimiento y orientación) y en los receptores de estiramiento situados en los músculos y los ligamentos de las articulaciones de sostén (postura). Algunos de los sensores responsables de tales sensaciones son:
Órganos tendinosos de Golgi, sensibles a la tensión ejercida sobre los tendones.
Husos musculares, responsables de la longitud de la fibra muscular. El laberinto, o sistema vestibular, situado a lo largo de la cóclea en el oído, sensible a los cambios en la cabeza angular.

Deterioro

La pérdida temporal o deterioro de la propiocepción puede ocurrir durante el crecimiento, sobre todo durante la adolescencia.
También podrían influir las fluctuaciones de grasa ( pérdida o ganancia) y las de contenido muscular (culturismo, esteroides anabólicos,). También puede ocurrir al obtener nuevos niveles de flexibilidad, estiramiento y contorsión, u ocasionalmente cuando uno está cansado. El cuerpo puede parecer demasiado grande o pequeño, o las partes del cuerpo pueden aparecer distorsionadas en su tamaño. Efectos similares pueden ocurrir a veces en las auras de epilepsia o migraña. Las personas que tienen un miembro amputado todavía pueden tener un sentido confuso de la existencia de ese miembro, conocida como síndrome del miembro fantasma. Una alteración temporal de la propiocepción también se puede producir por una sobredosis de vitamina B6 (piridoxina y piridoxamina). La propiocepción es permanentemente afectada en pacientes que sufren de hiperlaxitud articular o Síndrome de Ehlers-Danlos. Uno de los diagnósticos más frecuentes es el deterioro como consecuencia de deficiencia de vitamina B12, sobre todo en personas mayores de 60 años. Ello puede ocasionar daños permanentes en los nervios de la médula espinal alta, dando lugar a que los nervios de los pies no se comuniquen correctamente con el cerebelo. Todas estas alteraciones afectan de una forma u otra el tipo de percepción denominado cinestesia.