Según aseguró un estudio realizado por la compañía de seguros médicos llamada «Kaiser Permanente», las mujeres que padecen cáncer de mama y que están en un entorno de personas que las hacen pasar lindos momentos y las divierten, son mucho más capaces de poder manejar mejor el dolor y los otros síntomas físicos que el cáncer genera. Candyce Kroenke quien es la líder del equipo de investigación, indicó lo siguiente: «El estudio mostró que el apoyo social ayuda a los síntomas físicos».
Como se realizó el estudio
- Este estudio fue uno de los primeros que se encargaron de examinar la influencia del relacionamiento social en la calidad de vida de las mujeres que padecen el cáncer de mama.
- Incluyó a 3.139 mujeres que estaban diagnosticadas con cáncer de mama entre los años 2006 y 2011.
- En un periodo de 2 meses aproximadamente, las participantes de esta investigación respondieron un cuestionario sobre las redes de socializacion con las que contaban, ya sean: religiosos, lazos sociales, como comunitarios, cual era el apoyo que recibían, la calidad de vida emocional y física que tenían y que síntomas del cáncer eran los que sufrían.
Resultados del estudio
Se pudo observar a raíz de esto que, las mujeres que contaban con mayor integración social y las redes sociales más amplias, fueron las mas proclives a reportar el nivel más alto de calidad de vida. De estos tipos de apoyo diferentes, el que más resulto fue el del humor, es decir el de hacer reír y proporcionar diversión a una mujer que esta pasando por esta situación, brindándole una calidad de vida física importante.
Las mujeres que mostraron tener poca o casi ninguna interacción social positiva fueron 3 veces más propensas a reportar mayores síntomas del cáncer de mama y una baja calidad de vida.
Este estudio además pudo encontrar que el apoyo tangible, es decir: llevar a la paciente a consulta medica o realizar los mandados que necesite, tiene un impacto en lo que serían las últimas etapas del cáncer y aquellas mujeres que tenían los niveles más bajos de fueron: 2,74 veces más propensas a indicar que su calidad de vida era inferior al promedio.