Niños que no duermen solos

Sin dudas el sueño infantil es un problema bastante frecuente y de desvelo para los padres, y no solo a la falta de sueño nos referimos sino a la preocupación que esto trae. Existen muchos padres con quejas de que sus hijos en edades comprendidas entre 5 y 10 años no quieren dormir solos, y si quieren hacerlo con ellos. De estos padres preocupados algunos lo mantienen en intimidad y otros consultan al respecto, también están los que lo “aceptan” como algo natural, que en algún momento se cortará por sí solo.

Niños que no duermen solos

 

Lo que si se conoce últimamente sobre este problema es que los denominados “trastornos del sueño» no son una patología, sino que se deben a expectativas de los padres a los hijos que son poco realistas sobre su sueño.

De acuerdo con esto la doctora en Ciencias Biológicas, María Berrozpe Martínez expresa que cuando los padres interpretan un comportamiento que es normal como una patología se genera una cuota de estrés y sufrimiento que hace que la familia no se vea beneficiada. Además agrega variaciones del sueño en los niños son naturales.

Sumándose a esta visión Mario Elmo, quien es médico pediatra y además pertenece a la comisión directiva de la “Sociedad Argentina de Pediatría” (SAP), aporta que dormir es una función biológica por lo tanto toda la visión que se tiene sobre lo que dura, sus características y despertares es una construcción social. Por este motivo es que explica que muchas veces lo que se define como problemas en el sueño, en realidad son circunstancias totalmente normales.

Al hecho de dormir con los padres agrega que: «La cohabitación y el dormir junto a sus padres fue una forma segura y eficaz de sobrevivir como especie. La civilización occidental incorporó hace un par de siglos la cultura de la habitación individual con diversos argumentos sobre educación, autonomía o disciplina sin que la genética pueda tener el más mínimo registro de la utilidad de ese cambio.»

Carlos González, quien es un pediatra español y además es uno de los más grandes exponentes de la crianza con apego sostiene que es normal y natural que los hijos quieran dormir con sus papás, siendo que esto no debería sorprender a nadie, a esto plantea la siguiente pregunta: «¿Por qué nos sorprende tanto que los niños quieran dormir con sus seres queridos? Es lo que hacemos los adultos. Lo que está mal es el planteo de preparado para dormir solo. Como si fuera un avance, un logro, un objetivo. No, simplemente son etapas de la vida. Dormimos con nuestros padres de pequeños, con nuestras parejas de mayores. Y a veces, en el medio, hay una temporada en que dormimos solos.»

Obviamente que esto no significa que los padres deban dormir mal por años, pero si se deben buscar estrategias para hacerlo y que no afecte a ambas partes (más que nada a los niños que son los que van a pasar a dormir solos)

¿Y qué sucede con la edad?

Para González la edad no es una medida, planteando que se le debería preguntar a el niño/a cuando siente que está listo para dormir solo/a, dando seguridad de que no se trata de un destierro, incluso planteándole que pueden volver si a así lo precisan, lo cual hace que el niño tome coraje para el alejamiento.

Para González, el niño/a puede dormir en tres lugares: «En nuestra cama; en nuestra habitación, pero en su cama o cuna, o en otra habitación. Y estas tres formas básicas admiten mil combinaciones. Son formas de organizarse». Para González si se apuran los tiempos emocionales esto en realidad termina siendo contraproducente, agregando a esto que en los países en donde hay una mayor resistencia a la crianza con apego (colecho) existe un mayor porcentaje de niños grandes que duermen con sus padres.